lunes, 1 de febrero de 2010

Cuando sabes que tiene que ocurrir algo la espera se hace eterna. Te creas espectativas, piensas en como vas a reaccionar, pero a la hora de la verdad todo lo que hubieras pensado no importa. Ese momento nunca es como lo esperamos, y nuestra reacción tampoco suele serlo. ¿Y si no pasamos la prueba? ¿Y si nos acabamos defraudando?